Adoro los ponientes de finales de
agosto, parece que el mar quiere despedirse de nosotros con ese derroche de espuma, con esa bravura
que sobrecoge y te hace ver la inmensidad y el poder que posee, de forma que en los próximos meses
no puedas olvidar ese sonido que solo aquí puedes escuchar. Porque el mar sabe
que no eres de aquí, que vuelves cada año buscando esas sensaciones
inigualables que no encuentras en ningún otro lugar. El mar sabe que vienes
buscando paz, que vienes a rememorar esos momentos mágicos que solo aquí,
verano tras verano, consigues, y por eso te obsequia con atardeceres rosados y
cálidos, con tardes interminables de baño y calma, con largos paseos en
barca en los que explorar todas esas
calitas maravillosas, con esa brisa templada que acaricia tu rostro y te hace
sentir en el paraíso, pero ese mismo mar, te despide, te recuerda que este no
es tu lugar, que debes volver a tus ocupaciones, y lo hace despidiéndose como
mejor sabe, con una demostración de fuerza y poder que solo busca despedirte de
la mejor forma y que hará que tu nostalgia dure meses y que tus ganas de volver
comiencen al dia siguiente de partir. Muchas gracias por este verano, ya comienzo a pensar en el siguiente…